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sábado, 1 de mayo de 2010

Yo soy el camino, la verdad y la vida


Yo soy el camino, la verdad y la vida

Respondiendo a Tomás que le preguntaba sobre el camino, Jesús dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Jesús es el camino porque ninguno va al Padre sino por medio de Él (Jn 14, 6). Más aún: quien lo ve a Él, ve al Padre (Jn 14, 9). “¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?” (Jn 14, 10). Es bastante fácil darse cuenta que, en tal contexto, ese proclamarse “verdad” y “vida” equivale a referir a Sí mismo atributos propios del Ser divino: Ser Verdad, Ser Vida.

1.- Jesús, es el único camino: Querido(a) hermano(a), no hay mayor verdad que esta: Jesús es el único camino de Salvación, de vida eterna para ti. No permitas que Satanás gane en tu vida, distrayendo tu atención y la de los tuyos con lo que ofrece este mundo (modas, placeres, vanidades etc) y lo peor hacerte perder esta promesa, por la duda o incredulidad y es la siguiente: Jesús ya te salvo y ha ganado la vida eterna para todo aquel que crea y se convierta. Es necesario que hoy levantes la mirada y, si es tu caso, busques su gracia y perdón de tus pecados en la confesión y vuelvas a empezar de nuevo, pero esta vez de la mano de El.

En su inmenso amor, el Señor nos sigue hablando hoy, a través de sus profetas, misioneros, sacerdotes etc,0 como es caso de la Dra. Gloria Polo, Marino Restreto, entre otros (los encuentras en www.youtube.com) y todos ellos concuerdan con lo que la biblia nos dice: Jesús es camino a la vida eterna. Ten en cuenta esto, TODO aquello que no te haga amar a Jesús Eucaristía, a la Virgen María, el sacramento de la confesión, deberás de descartarlo de tu vida para siempre, porque lo único que conseguirán será alejarte del camino, que es Jesucristo.

“Yo soy el Camino a tu descanso eterno. Camina en mis caminos de humildad, de obediencia, de desapego, de simplicidad y de amor, te amo”.

2.- Jesús, es la verdad: Al día siguiente Jesús dirá a Pilato: “Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad” (Jn 18, 37). El testimonio de la verdad puede darlo el hombre, pero “ser la verdad” es un atributo exclusivamente divino. Jesús, da testimonio de la verdad. Tal testimonio tiene su fuente en el hecho que Él mismo “es la verdad”, la verdad de Dios: “Yo soy... la verdad”. Por esto, Él puede decir también que es “la luz del mundo”, y así, quien lo sigue, “no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida” (cf. Jn 8, 12). Según algunos místicos de nuestra época, el mismo Jesús les ha dicho que esta generación es la más perversa de todos los tiempos y es que hemos sido contaminados con doctrinas falsas. Y lo peor de esto es hemos prestado atención nosotros mismos a pobres hombres leyendo sus libros como por ejemplo (Deepak Chopra, Anthony de Mello) o participando de sus eventos, Movimiento Hare Krishna, Yoga, Tai chi, entre otros. Y lo único que se pretende con todo esto, es enseñarnos doctrinas que a muchos tristemente ya han logrado alejar de la verdadera fe que Jesucristo dejó en su iglesia.

Hermano(a), ten cuidado! Hay muchas voces falsas esparciendo falsas doctrinas y poniendo en peligro tu fe. Jesús es la verdad y esa verdad la dejó en su iglesia. La Iglesia Católica es la única, la poseedora de todas las verdades de fe y salvación.

El Señor te dice hoy: “Yo soy la Verdad, descúbreme en la luz de mi Palabra, búscame en las Sagradas Escrituras, encuéntrame en los Evangelios, conoce la Verdad, Yo te haré libre.

3.- Jesús, es la vida: Yo soy la Vida. Yo soy el Pan de vida. Yo soy Emmanuel, Dios con ustedes. Entiendan quien es el que ustedes están recibiendo en la Sagrada Eucaristía, disciérnanme y reconozcan mi grandeza. Yo he venido a darles vida en plenitud. Yo los amo.

Hermanos míos, Jesucristo es la Vida y, por tanto, es Dios. Siendo la Vida, Él puede hacer partícipes de ésta, a los demás: “El que cree en mí, aunque muera vivirá” (Jn 11, 25). Cristo es “el pan de la vida” (Jn 6, 35-48), “el pan vivo bajado del cielo” (Jn 6, 51). También en este sentido, Cristo se compara con la vid, la cual vivifica los sarmientos que permanecen injertados en Él (cf. Jn 15, 1), es decir, a todos los que forman parte de su Cuerpo místico.

Hermano(a), que esta prédica haya sido de bendición para ti, y recuerda tu Iglesia católica necesita de todos. NO descanses sin haber antes evangelizado a alguien en este día. Comparte esta prédica con otros (sácale las fotocopias que puedas y repártelas. Si haces esto, estarás haciendo la voluntad de Dios). Que sea parte de tu agenda diaria. El Señor cuenta contigo.



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